jueves, 21 de marzo de 2013

Complementos del Mundo I

Ha llegado la primavera y, con ella, las flores!! Entonces, ¿qué mejor ocasión para hablar de ellas?
 
Nos vamos a la Polinesia!! ¿Preparad@s?
 
 
 
 
Este enorme archipiélago, que cuenta aproximadamente con unas 1000 islas, se extiende por el centro y el sur del océano Pacífico. No hay palabras suficientes para describir cómo de bella es esta zona del planeta, pero sin duda dos de ellas son: Sorprendente e Infinita.
 
 
 
Las flores que crecen es estas islas forman parte de la cultura y de la vida diaria de sus habitantes, prendidas en el pelo, como coronas en la cabeza o a modo de collar, son un complemento más a la hora de vestir, tanto en ocasiones especiales como cotidianas, perfectas en cualquier momento y lugar!
 



Las mujeres polinesias no solo realzan su belleza con un toque fresco y natural colocándose las flores detrás de la oreja, también transmiten un mensaje!! Si la flor está sobre su oreja izquierda quiere decir que están casadas o prometidas, por el contrario, si la sitúan sobre su oreja derecha significa que no están comprometidas.



 
Una larguísima tradición es la de los collares de flores hechos a mano, llamados LEIS. Su significado es de amor, respeto y aprecio. Cada isla tiene su propio color designado al lei. Antiguamente se usaban para distinguir rangos o clases sociales en función de la complejidad del lei y del tipo de flor que éste tuviera. Hoy en día todos los polinesios los lucen, con distintas flores según la ocasión. Si nos regalan un lei, dado que es un símbolo de afecto, rechazarlo se consideraría de mala educación... También es importante otro detalle: una vez que las flores se han marchitado no hay que tirarlo a la basura, sino que el lei debe ser devuelto a la tierra ;)
 
Aloha Bloggeros!!
:)
 
 
 
 

jueves, 14 de marzo de 2013

Libros y complementos!

Libros y complementos??!!
Pues sí, jeje! Un libro es un gran complemento para todos aquellos a los que nos gusta leer, con ellos puedes viajar por infinitos lugares, conocer otros mundos, otras vidas, con sus historias llenas de detalles que te hacen reír, llorar a lágrima tendida, tener miedo e, incluso, enamorarte!! Pero no solo por eso están relacionados los libros y los complementos, a veces las historias de los libros giran entorno a un complemento o forman parte de esos matices que sutilmente enriquecen algunos de sus momentos!

Aquí os dejo varias sugerencias! ; )
  • Un collar y un medallón, que esconden dos historias diferentes en una sola. El retrato de Carlota, de Ana Alcolea, es un libro juvenil que nos lleva, junto con Carlota, a la fascinante Venecia a descubrir qué hay tras una serie de pistas que se van cruzando en su camino. Os gustará!



  • Llegó el día, sabe lo importante que es el congreso matemático para su padre así que, aunque no se siente cómoda en esos actos, ella, joven y cuáquera, se pone su vestido de domingo y coloca el collar de perlas que pertenecía a su madre en la base de su pelo recogido, ahí cree que pasará desapercibido, pero a él, un inteligente y apuesto duque, no se le escapa el detalle... Os invito a que leáis esta apasionante novela, Flores en la tormenta, de Laura Kinsale, en la que el collar no es el eje de la historia, sino uno de sus detalles!




  • Y como un saco de canicas tambien puede ser un complento perfecto, aprovecho para recomendaros Un saco de canicas, de Joseph Joffo. La historia real de dos hermanos que vivieron la Segunda Guerra Mundial. Os aseguro que no os dejará indiferentes!





Bueno blogger@s, espero vuestros comentarios, eh?! jeje! Tanto de estos libros si los habéis leído u os animáis a conocer sus páginas, como de otros que os hayan gustado y queréis comentarlos! =)

Saludooos! ;)

sábado, 9 de marzo de 2013

Ahora también en Facebook!!

Complementos Anana ya está en Facebook!! Si quieres, busca la página (Complementos Anana, en la categoría de ropa) en esta red social, dale a "Me gusta"  y compártela!!  =)
Gracias!! ; )

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jueves, 7 de marzo de 2013

Complementos con Leyenda

Esta leyenda nos lleva a sumergirnos en la magia de Toledo...

En una hermosa casa, junto a la vaguada del río Tajo, vivía Don José Navarro, uno de los muchos orfebres con los que contaba la ciudad, pero el único capaz de tallar piedras preciosas con tal maestría. Nobles e imágenes religiosas lucían sus joyas, su fama atravesó las murallas de Toledo llegando hasta la Corte de Madrid y, allí, a oídos de Doña María Cristina de Nápoles, madre de la futura reina Isabel.

Un día, Doña María Cristina envió a su más fiel lacayo a Toledo a requerir los servicios del orfebre para la creación de la corona que luciría la Infanta Isabel el día de su nombramiento como reina. Don José, aunque alabado por tal encargo, lo rechazó, la cantidad de pedidos que ya tenía le hicieron temer no podría dedicar el tiempo necesario a crear una joya lo suficientemente valiosa para la  futura reina...
El lacayo regresó a la Corte e informó a Doña María Cristina que, sin pensárselo, acudió a Toledo para hacer personalmente el preciado encargo. Ante tal visita el orfebre no supo oponerse y aceptó apesadumbrado...

Desesperado, asustado y sin ninguna idea de por dónde empezar, aquella misma noche, en pleno agosto y con un terrible calor toledano, el orfebre subió a su taller, cogió del estante un nuevo cuaderno de trabajo y de forma lenta empezó a esbozar las ideas que le venían a la mente para elaborar el encargo de la futura reina. Las horas y los días iban pasando en su estudio, pero nada, no conseguía plasmar una corona que le satisficiese... Hubo de contratar aprendices para que le sacasen adelante el trabajo diario, pues el encargo Real no le dejaba tiempo libre.

El plazo se iba agotando, septiembre se acercaba, y con él la fecha de la coronación. En varias ocasiones tuvo que mentir a los enviados de la Corte, les enseñaba lo que podría ser la joya y les prometía estar elaborando la mejor corona jamás vista en España.
Decidió no descansar hasta obtener algún resultado!

Cierta noche, de las que la luna llena baña las orillas del tajo y se refleja en el espejo que encierran los acantilados toledanos, el orfebre no pudo más, y un pesado sueño le sumió en los brazos de Morfeo en su estudio, sobre su cuaderno.

Al amanecer, se despertó sobresaltado y con una enorme sorpresa vio como delante de él, en su cuaderno, estaba dibujada la más bella corona que jamás había visto. No recordaba haber dibujado algo así, pero ya dudaba incluso de su propia mano, pues eran tantas las noches en vela...
Aun así, su agobio no disminuyó, el boceto era muy complejo de realizar y no conseguía reunir los materiales y las piedras preciosas necesarias para su elaboración. Tan solo quedaban tres días para que expirara el plazo acordado. La desesperación le llevaba una y otra vez a fallar mientras ajustaba el metal precioso. Había mandado mensajeros por todo el reino para localizar las piedras que necesitaba, pero seguía sin conseguirlas... Llegó de nuevo la noche y, agotado, de nuevo se quedó dormido ante su trabajo.

Cuando despertó, estaban sobre la mesa las más bellas piedras preciosas, talladas perfectamente y del tamaño justo para encajar en la corona que estaba elaborando. Preguntó a los mensajeros que iban llegando, con las manos vacías, por si alguno las había traído, pero ninguno supo decirle de dónde procedían. A pesar de que quedaba mucho trabajo por hacer y poquísimo tiempo, Don José, intrigado por todo lo que estaba sucediendo, esa misma noche decidió hacerse el dormido en su taller y observar que sucedía. Pasada la media noche, notó con no poco terror, cómo la puerta de su estudio se abría, en un primer momento no vio a nadie, pero cuál fue su sorpresa cuando bajando la vista por casualidad al suelo, pudo ver algo increíble: unos pequeños seres, con rasgos extrañísimos y vestidos con ropas de cientos de colores, trepaban velozmente a la mesa de trabajo donde cogieron con una fuerza extraordinaria las herramientas de trabajo y en pocas horas terminaron su trabajo. Dejaron la maravillosa obra de arte sobre la mesa y, tras mirar con curiosidad al orfebre que fingía dormir, se marcharon de la habitación por la ventana.
Don José se acercó tan rápido como pudo a la venta para observar a los duendecillos que cruzaban el pequeño trecho de tierra que separaba la casa del Tajo para internarse sus aguas aún oscuras y perderse para siempre...

Don José viajó a Madrid y, en la mañana del 25 de septiembre de 1833, entregó la más maravillosa corona realizada jamás y que pocos días después sería utilizada por la Reina Isabel II en su coronación.
 
 
 Isabel II y su corona.